Sequía e incendios forestales: un caso regional de latitudes medias

Autores: Pedro Andrés Sánchez Gutiérrez y María Elena Cerecedo Arroyo.

Aunque los incendios forestales producen una serie de gases de efecto invernadero y aerosoles, incluidos dióxido de carbono, metano y carbono negro, las plantas que recolonizan las áreas incendiadas eliminan el carbono de la atmósfera, lo que generalmente produce un efecto neutral neto en el clima. Sin embargo, cuando los incendios se presentan con más frecuencia y consumen áreas más grandes, como lo están haciendo debido al cambio climático, es posible que los gases de efecto invernadero liberados no se eliminen por completo de la atmósfera si las plantas no pueden crecer hasta la madurez antes de quemarse, o si las plantas que recolonizan las áreas incendiadas son menos eficientes en la absorción de carbono.

Quizá más que cualquier otro tipo de desastre natural, los incendios forestales están sujetos a la influencia del uso de suelo. Los tipos de vegetación que se plantan o eliminan, la frecuencia con la que se permite su quema para utilizar esa porción de terreno para otros fines, el agrícola, por ejemplo, y la forma en que se elige manejar los incendios una vez que comienzan son decisiones que pueden mitigar o incrementar la intensidad de futuras temporadas de incendios.

Sin embargo, el cambio climático puede exacerbar los incendios influenciados por la mano del ser humano.  ¿De qué manera y en qué medida? los científicos aún lo están descubriendo.

 

Causas identificadas y efectos colaterales

A continuación, se presentan algunas causas que contribuyen al aumento de incendios en regiones localizadas entre la franja intertropical y los polos del planeta  (Harvey, 2017).

  • La primavera y el verano se adelantan y duran más, respectivamente, y llegan con temperaturas más extremas.
  • Como la primavera llega antes, la capa de nieve se derrite antes. Las plantas tienen entonces menos agua disponible durante los meses más cálidos y más tiempo para secarse.
  • En tercer lugar, las plantas pierden agua durante la transpiración, y cuanto más alta sea la temperatura, más agua pierden, quedando más secas y susceptibles al fuego.
  • Asimismo, los estudios muestran que los incendios forestales provocados por rayos provenientes de tormentas eléctricas han aumentado desde 1975 en América del Norte. Los estudios también sugieren que los rayos en los Estados Unidos de Norteamérica (EE.UU.) podrían aumentar a medida que aumentan las temperaturas, abriendo la puerta a más incendios forestales.
  • Finalmente, la evidencia sugiere que el cambio climático puede causar vientos más extremos en algunas partes del mundo, avivando más las llamas cuando los incendios ocurren.

 

Por su parte, el creciente número de personas en tierras “vírgenes” o a salvo de los deterioros provocados por los humanos está aumentando el riesgo para la vida, la propiedad y la salud pública. El humo reduce la calidad del aire y puede causar enfermedades oculares y respiratorias, a la vez que afecta a los grupos más vulnerables como los ancianos, niños, mujeres embarazadas y personas que padecen enfermedades respiratorias o cardiovasculares (Sandoval et al., 2019).

Además, los incendios forestales que ocurren en áreas residenciales pueden derretir las tuberías de agua de plástico y causar la contaminación de los sistemas de agua con subproductos carcinógenos conocidos, derivados de dichos eventos; asimismo, producen daños ambientales como la destrucción de cubierta forestal, la migración de especies e inciden en la muerte de otras tantas, así como en la desaparición de ecosistemas. También, inducen a la erosión del suelo, aumentando considerablemente las emisiones de CO2 y causan cuantiosas pérdidas económicas dañando la propiedad pública y privada, entre otros efectos (Urzúa & Cáceres, 2011).

 

El caso del oeste de EE.UU.

Si bien factores como la temperatura, la humedad, el viento y los rayos de tormentas eléctricas son importantes en las temporadas de incendios en todo el mundo, los efectos del cambio climático no tienen el mismo impacto en todas partes.

Por ejemplo, en el oeste de los EE.UU., el cambio climático está creando condiciones cálidas y secas que aumentan el riesgo de actividad de incendios. Los incendios forestales no sólo son cada vez más grandes, sino que también son más intensos y prolongados (Center for Climate and Energy Solutions, s.f.).

El cambio climático aumenta el secado de la materia orgánica en los bosques (el material que quema y propaga los incendios forestales) y ha triplicado la cantidad de grandes incendios entre 1984 y 2015 en el oeste de los EE.UU. (Center for Climate and Energy Solutions, s.f.). Ver Fig. 1.

Fig 1. Grandes incendios en el oeste de los EE.UU y temperatura meda del periodo mayo-septiembre en la región (The Reality Project, 2021.)

 

Las investigaciones muestran que los cambios en el clima crean condiciones más cálidas y secas. El aumento de la sequía y una temporada de incendios más larga están impulsando estos aumentos en el riesgo de incendios forestales. Para gran parte del oeste de los EE.UU., las proyecciones muestran que un incremento promedio anual de la temperatura de 1 °C aumentaría el área quemada promedio por año hasta en un 600 por ciento en algunos tipos de bosques (Center for Climate and Energy Solutions, s.f.).

Los costos de los incendios forestales hasta ahora contabilizados están asociados principalmente a la pérdida de viviendas e infraestructura, junto con los costos de la extinción de los incendios. En EE.UU., la temporada de incendios forestales de 2017 estuvo muy por encima del promedio, con incendios mortales en California y en todo el oeste, incluidos Montana, Oregón y el estado de Washington. La temporada de incendios forestales de 2018 también batió récords como la temporada más mortífera y destructiva registrada en California (Center for Climate and Energy Solutions, s.f.).

Por su parte, la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés) estimó que los costos totales de los incendios forestales en 2017 y 2018 superaron los US $ 40 mil millones. En 2019, los incendios forestales causaron daños estimados en US $ 4.5 mil millones tan sólo en California y Alaska. El calor récord y las condiciones secas de Alaska durante los meses de verano establecieron las condiciones para una temporada histórica de incendios forestales del estado. En 2020, cinco de los seis incendios más grandes registrados en California y Oregón experimentaron niveles históricos de propagación y daños por incendios forestales. Nuevamente, los incendios forestales en el oeste provocaron períodos de semanas con niveles de calidad del aire no saludables para millones de personas (Center for Climate and Energy Solutions, s.f.).

Lo anterior, no toma en consideración las pérdidas relacionadas con el daño a los ecosistemas, mismos que impactan de manera directa a la sustentabilidad ambiental que incide en el cambio climático, lo cual es considerado como externalidades o costos ambientales en la ciencia económica (Morgan & Orr, 2015).

 

Medidas de adaptación y Conclusiones

Las comunidades, los constructores, los propietarios de viviendas y los administradores forestales pueden reducir la probabilidad y los impactos de los incendios forestales al desalentar desarrollos (especialmente residenciales) cerca de bosques propensos a incendios a través de reglas de zonificación inteligentes; aumentar el espacio entre infraestructura urbana y vegetación arbórea cercana, despejando el espacio entre las casas vecinas; incorporar características de diseño y materiales resistentes al fuego en las edificaciones; incrementar recursos de distinta índole destinados a la extinción y prevención de incendios; retirar material combustible, como árboles muertos, de los bosques que están en riesgo; desarrollar planes de recuperación antes de que ocurra un incendio e implementar otros tantos rápidamente después de dichos eventos para reducir la erosión; limitar las inundaciones; y minimizar el daño al hábitat, entre otros.

Sin embargo, el incremento de los incendios forestales es evidente, al menos en zonas claramente identificadas como el oeste de EE.UU., por lo que es necesario que los países aborden la problemática con más eficiencia, desde la innovación de políticas públicas, la difusión de la problemática y la inversión en conservación de bosques y cuencas hidrológicas e implementación de tecnología para sus cuidados. Esto impulsaría a que los bosques sean percibidos en la sociedad como ecosistemas importantes y se sumen esfuerzos para su preservación y estudio. Restaurar ecosistemas quemados, predecir algunos fenómenos que pongan en riesgo los bosques, así como involucrar y educar a la población tanto en el uso como en el manejo del fuego y realización de quemas son algunas de las acciones que pueden planificarse desde el ámbito público, por ejemplo.

 

Bibliografía

Castillo, M., Pedernera, P., & Peña, E. (2003). Incendios forestales y medio ambiente: una síntesis global. Revista Ambiente y Desarrollo de CIPMA, 3,4, 44–53. www.tierramerica.net

Center for Climate and Energy Solutions. (s.f.). Wildfires and Climate Change. Recuperado el April de 2021, de https://www.c2es.org/content/wildfires-and-climate-change/

Daley, J. (28 de February de 2017). Study shows 84% of wildfires caused by humans. Smithsonian Magazine. Obtenido de https://www.smithsonianmag.com/smart-news/study-shows-84-wildfires-caused-humans-180962315/

Harvey, C. (13 de October de 2017). Here’s What We Know About Wildfires and Climate Change. Climatewire, Scientific American. Obtenido de https://www.scientificamerican.com/article/heres-what-we-know-about-wildfires-and-climate-change/

Morgan, A. J., & Orr, S. (2015). The value of water: a framework for understanding water valuation, risk and stewardship. World Bank, International Finance Corporation. WWF.

The Climate Reality Project. (2021). The Climate Reality Leadership Corps. Latin America Corps. 47th in the Series. Washington D. C.

Urzúa, N., & Cáceres, F. (2011). Incendios forestales: principales consecuencias económicas y ambientales en Chile. INTERAMERICAN JOURNAL OF ENVIRONMENT AND TOURISM REVISIÓN BIBLIOGRÁFICA / LITERATURE REVIEW, 7(1), 18–24.

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