Mujer en estación de metro en movimiento

7.500 litros de agua: ¿beberlos o vestirlos?

M.I. Adriana Serrano Santiago1

1 Candidato a Doctorado Ciencias del Agua, Universidad de las Américas Puebla.

A principios del año 2022, cientos de fotografías del desierto más árido del mundo y una de las atracciones naturales de Chile mostraban como el majestuoso desierto de Atacama se convertía en uno de los vertederos de ropa desechada más grandes a nivel mundial; fenómeno que generó que las Naciones Unidas lo calificaran como emergencia ambiental y social para el planeta (Bartlett, 2023). De acuerdo con la Conferencia de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), la industria de la moda es la segunda más contaminante del mundo. Dicha industria utiliza 93,000 millones de metros cúbicos de agua al año para la confección de prendas de vestir y genera alrededor del 20% de las aguas residuales, siendo estas peligrosas debido a las sustancias químicas utilizadas en la producción. Para producir un pantalón vaquero, también conocido como pantalón de mezclilla, o jeans, se requieren unos 7,500 litros de agua, equivalentes a lo que bebe una persona promedio en siete años. Para elaborar una camiseta o playera de algodón se necesitan entre 2,000 y 2,700 litros de agua, y para una camisa de fibra sintética, alrededor de 1,500 litros (Naciones Unidas, 2019).

La Unidad de Consumo y Producción del Programa de la ONU para el Medio Ambiente (PNUMA), explicó que la producción mundial de ropa y calzado genera del 2% al 8% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, y son responsables de liberar el 9% de micro plásticos en los cuerpos de agua, es decir, aproximadamente medio millón de toneladas de microfibras cada año (Naciones Unidas, 2023). También indica que, cada segundo, llegan a los vertederos o son quemados tantos textiles como los que caben en un camión de basura. Demasiadas prendas de la industria de colecciones viejas o no deseadas terminan en los depósitos de basura de todos los países. Adicionalmente, advierte que, si se continúa trabajando con el enfoque de negocios actual, las emisiones de gases contaminantes de esta industria aumentarán casi un 50% para 2030. Si nada cambia, se espera que para 2050 la industria de la moda consumirá una cuarta parte del presupuesto mundial de carbono (Uribe, 2021; Naciones Unidas, 2019).

El modelo presentado por la industria textil se denomina fast-fashion, que consiste en “comprar-botar-comprar-botar”, fundamentalmente, bajo la idea (señuelo) del low cost. Lo nocivo de dicho modelo es la compra compulsiva de ropa y la consiguiente generación masiva de emisiones a la atmósfera, así como ingentes cantidades de residuos tanto sólidos como líquidos (Ferrer, 2023). La estrategia de venta tuvo sus inicios en el siglo XIX, pero tomó fuerza con la revolución tecnológica del siglo XX. La fast-fashion se instauró con marcas como Topshop (1964), Zara (1975) y Forever21 (1984), pioneras en este modelo de retail: prendas de vestir visualmente agradables, adaptadas a las tendencias actuales, con corto tiempo de vida útil y a un precio muy bajo (Uribe, 2021).

De acuerdo con el sitio Climate Consulting by Selectra, conocer el ciclo de vida de la ropa permite entender el impacto de su huella de carbono (Garrett, 2022). De hecho, todas las etapas de este ciclo tienen un impacto en el ambiente, como se describe a continuación:

  • Producción de materias primas: las prendas se producen a partir de poliéster, algodón, seda o lana. Algunas de ellas se derivan de recursos no renovables, como el petróleo, para producir fibras sintéticas, mientras que otras se derivan de materiales vegetales o animales.
  • Fabricación: debido a las sustancias que contiene, el tinte utilizado en la ropa puede ser tóxico y contaminante para los trabajadores que fabrican la ropa, así como para los consumidores y el ecosistema acuático.
  • Transporte: generalmente las prendas se fabrican en países en vías de desarrollo, donde los costos de producción y los sueldos son más bajos, y la ropa se transporta por vía aérea o marítima, generando altas emisiones de CO2.
  • Mantenimiento: al lavar la ropa se desprende un gran número de micropartículas contaminantes.
  • Reciclaje de la ropa usada: se trata de un paso crucial. Clasificar y reciclar ciertas prendas usadas ayuda a prolongar la vida útil del textil.

 

Algunas empresas de la moda han empezado a integrar principios de sustentabilidad a sus estrategias de negocios ((Naciones Unidas, 2018), por ejemplo:

  • Ecoalf, en España, crea zapatos de algas y plástico reciclado como parte de su colección Upcycling the Oceans.
  • Patagonia, en California, fabrica desde 1993 chamarras polares con poliéster a partir de botellas recicladas, en alianza con Polartec.
  • Nudie Jeans, en Gotemburgo, Suecia, utiliza algodón orgánico para sus pantalones y ofrece reparaciones gratuitas de por vida. Los clientes también obtienen un descuento si entregan sus jeans viejos.
  • Wintervacht, en los Países Bajos, convierte las mantas y las cortinas en abrigos y chaquetas. Los diseñadores encuentran sus materias primas en tiendas de segunda mano.
  • Queen of Raw, en Nueva York, conecta a diseñadores, arquitectos y firmas textiles con existencias de telas sostenibles que han sobrado en fábricas, marcas o minoristas.
  • Novel Supply, en Canadá, fabrica ropa de telas naturales y orgánicas y está desarrollando un programa de devolución para encontrar formas alternativas de usar las prendas al final de su vida útil.
  • H&M tiene un plan de recolección de prendas y, Guess presenta alianzas que recolectan, clasifican y reciclan ropa y calzado en todo el mundo, para lanzar un programa de reciclaje de vestuario en Estados Unidos.

 

Una buena opción para cuidar el ambiente es modificar algunos hábitos y adoptar un modelo de consumo responsable, tales como elegir marcas de ropa que implementen y mantengan estrategias sustentables en la producción, reutilizar o donar prendas en tiendas de segunda mano y  mantener ropa en uso por más tiempo, de esta manera se reduce la cantidad de cosas nuevas que se “necesita” comprar, y por lo tanto también se reduce el impacto social y ambiental negativo de eliminar ropa en buen estado, pero no deseada. En la Tabla 1 se muestran algunas opciones para minimizar el impacto ambiental negativo dentro de la industria de la moda. A medida que los consumidores/compradores estén más informados acerca de la importancia y trascendencia de la desaceleración de la excesiva producción y consumo del fast-fashion o moda rápida, la industria textil no tendrá más opción que adaptarse a sus necesidades y, por ende, analizar sus esfuerzos para hacer que la moda sea más sostenible.

 

Tabla 1. Hábitos que se pueden tomar para minimizar el impacto ambiental de la industria textil.

Evitar … Opción …
Moda rápida y barata Moda lenta y de buena calidad.
Piel de animal Cuero vegetal.
Plástico o fibras no biodegradables Materiales amigables con el medioambiente: pinatex, lenzing tencil, corcho, seacell, piel de hongo y materiales reciclados.
Confección internacional Confección nacional para reducir las emisiones de CO2 en el transporte.
Prendas nuevas Prendas renovadas.
Tener muchas prendas y usar pocas Tener pocas y utilizarlas todas.
Lavado constante de la ropa tipo jeans si no es necesario Reducir en la medida de lo posible la frecuencia de lavado de las prendas, secar al aire libre y no en secador.

 

 

Referencias:

Bartlett, J. (11 de abril de 2023). Atacama: de majestuoso desierto a enorme basural de moda fast fashion. National Geographic. Obtenido de https://www.nationalgeographicla.com/medio-ambiente/2023/04/atacama-de-majestuoso-desierto-a-enorme-basural-de-moda-fast-fashion

Ferrer, J. L. (18 de abril de 2023). ‘Fast-fashion’: miles de litros de agua para fabricar unos vaqueros. Información. Obtenido de https://www.informacion.es/medio-ambiente/2023/04/18/fast-fashion-miles-litros-agua-86148217.html

Garrett, C. (25 de marzo de 2022). Reciclaje de ropa: ¿cómo reciclar ropa usada? Climate Consulting by Selectra. Obtenido de https://climate.selectra.com/es/reciclaje/ropa

Naciones Unidas. (12 de noviembre de 2018). La moda rápida está pisando el freno. Obtenido de https://www.unep.org/es/noticias-y-reportajes/reportajes/la-moda-rapida-esta-pisando-el-freno

Naciones Unidas. (12 de abril de 2019). Noticias ONU. Obtenido de El costo ambiental de estar a la moda: https://news.un.org/es/story/2019/04/1454161

Naciones Unidas. (28 de junio de 2023). PNUMA y ONU Cambio Climático ofrecen una guía de moda sostenible para comunicadores. Obtenido de https://www.unep.org/es/noticias-y-reportajes/comunicado-de-prensa/pnuma-y-onu-cambio-climatico-ofrecen-una-guia-de-moda

Uribe, C. (16 de noviembre de 2021). De fast a slow: moda sostenible. Revista Credencial. Obtenido de https://www.revistacredencial.com/noticia/economia/de-fast-slow-moda-sostenible-0

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