Entrevista con Michel Rosengaus, PhD.
Miguel O. Durán Rangel, M.E.G.A
Continuando con el tema de la formación de lluvias tratado en la nota anterior ¿Quién controla las lluvias? Pt I., y para profundizar en el tema de la modificación atmosférica, se llevó a cabo una entrevista con el Dr. Michel Rosengaus, cuya amplia experiencia en asuntos relacionados con el clima incluye su destacado desempeño en el Servicio Meteorológico Nacional Mexicano, así como la representación de México ante la Organización Meteorológica Mundial. El Dr. Rosengaus destacó el uso de la estimulación artificial de lluvias en México, comúnmente conocido como “bombardeo de nubes”, donde el yoduro de plata se emplea como agente estimulante para la glaciogénesis, buscando promover la coalescencia.
Un punto enfatizado por el Dr. Rosengaus fue la importancia de llevar a cabo estudios previos exhaustivos antes de iniciar el proceso de “siembra de nubes”. Señaló que son esenciales ciertas condiciones para obtener resultados exitosos, como la identificación de lugares aptos para almacenar el agua de lluvia resultante del procedimiento, como cuencas con presas de almacenamiento. Además, subrayó la necesidad de la presencia de celdas de nubes, cristales de hielo o gotas de agua en las nubes con dimensiones similares, así como una dirección del viento favorable. Estos criterios subrayan la complejidad y la planificación meticulosa requerida para implementar eficazmente la modificación atmosférica con fines de estimulación de lluvias en México.
Como señala el entrevistado, las condiciones ideales para estimular lluvias son en las que la precipitación ocurriría naturalmente; la siembra de nubes busca aumentar la probabilidad de que la lluvia se materialice. No obstante, surge la pregunta crucial: ¿Es este método infalible?
El Dr. Rosengaus destaca dos desafíos significativos desde una perspectiva científica que dificultan afirmar con certeza la eficacia de este enfoque. En primer lugar, subraya la carencia de estudios consecutivos que empleen el método científico para realizar el procedimiento de siembra y medición de variables, destacando la repetición del experimento. Aunque se realizaron algunas estimulaciones de lluvia con este propósito en la ciudad de Monclova, Coahuila (NCAR, 1999), no se logró mantener la continuidad de los experimentos. El segundo obstáculo crucial para asegurar la efectividad de este procedimiento radica en la dificultad de discernir si la lluvia que se produce se debe a la estimulación realizada o a las condiciones naturales del entorno (Rosengaus & Bruintjes, 2002). Este dilema destaca la complejidad y la necesidad de rigurosidad científica al evaluar la eficacia de la modificación atmosférica para generar lluvia.
Es evidente que la estimulación de lluvias demanda un riguroso proceso de medición que abarque tanto el periodo previo como él durante y posterior a la implementación del procedimiento. Este proceso implica el empleo de herramientas avanzadas, como radares y sondas meteorológicos. Sin embargo, el Dr. Rosengaus destaca un desafío significativo en el contexto mexicano: la limitada disponibilidad de estaciones de radio sondas. Con solo 16 estaciones de este tipo en todo México, la capacidad de realizar mediciones precisas y extensivas a lo largo y ancho del vasto territorio del país se ve comprometida. Esta restricción subraya la necesidad urgente de expandir y mejorar la infraestructura de monitoreo meteorológico para respaldar de manera efectiva la investigación y evaluación de la modificación atmosférica con fines de estimulación de lluvias. Un enfoque más amplio y sofisticado en la recolección de datos meteorológicos se presenta como esencial para avanzar en la comprensión y la aplicación efectiva de estas técnicas en beneficio de la gestión hídrica en México.
La cuestión de quién controla las lluvias en México plantea una interrogante clave en relación con la estimulación de lluvias y los posibles permisos requeridos para llevar a cabo este proceso. Aunque a primera vista podría pensarse que la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA) sería la entidad encargada de otorgar la aprobación para el «sembrado de nubes», el Dr. Rosengaus aclara en la entrevista que las aguas presentes en la atmósfera no caen bajo la jurisdicción de dicha entidad. Estas aguas atmosféricas no son consideradas propiedad federal, estatal o municipal, ya que no están contempladas en ninguna normativa nacional. En otras palabras, el agua atmosférica no está regulada en México, y la única autorización requerida para llevar a cabo este procedimiento son los permisos otorgados por la aeronáutica mexicana para realizar los vuelos necesarios.
Para contextualizar la ausencia de normativas sobre el agua atmosférica en el país, el Dr. Rosengaus destaca la falta de estudios científicos que respalden la efectividad de este método. Ilustra esta carencia con un caso entre Israel y Jordán (Sharon, 1978), donde el gobierno israelí inició la estimulación artificial de nubes para aumentar las lluvias en sus campos agrícolas. Después, Jordán denunció que las lluvias de los campos israelíes podrían ser las que inicialmente debían precipitar en su territorio. Para abordar esta disputa, se llevó a cabo un estudio que demostró que la práctica reclamada no solo no perjudicaba a Jordán, sino que incluso contribuía a aumentar la presencia de lluvias en su territorio. Este ejemplo subraya la necesidad de investigaciones científicas y normativas claras para guiar el uso responsable de la estimulación de lluvias en el contexto regulatorio y diplomático.
Concluyendo la entrevista y retomando el caso entre Jordán e Israel, así como el impacto potencial de la estimulación artificial de lluvias en zonas antes dependientes de las lluvias orográficas, surge la preocupación sobre si esta práctica pudiera trasladar el problema de la sequía a otras regiones. El experto señala que teóricamente este efecto podría ocurrir, pero la falta de experimentos serios y continuos en territorio mexicano dificulta afirmar con certeza si se materializará o no. Recomienda la necesidad de realizar mediciones de lluvia tanto en la zona de interés como en las áreas circundantes para recopilar datos que permitan evaluar posibles afectaciones.
En México, la estimulación de lluvias, aunque cada vez más utilizada, especialmente en las ciudades del norte del país, no puede garantizar con certeza si cumple su propósito. Más bien, se percibe como una medida política adoptada por los gobernantes para demostrar interés en abordar la creciente problemática de la disponibilidad de agua que afecta a la población, tanto en zonas rurales como urbanas. Incluso, muchas veces se implementa la “siembra de nubes” como estrategia política, aun cuando las condiciones meteorológicas no sean aptas para la coalescencia, que conlleva a un costo para las arcas públicas que no representaría ningún beneficio. La falta de estudios continuos que posibiliten análisis probabilísticos de los efectos de la «siembra de nubes» emerge como la principal carencia, tanto para la regulación como para abordar de manera más sería el método, comúnmente llamado «bombardeo de nubes».
Para concluir, citamos al Dr. Michel Rosengaus, a quien agradecemos por dedicar su tiempo a esta entrevista: «En México ya se perdieron los primeros 30 años de estudios en temas de estimulación de lluvias, pero estamos a tiempo para empezar los próximos 30 años que se necesitan para hacerlos». Estas palabras resaltan la necesidad de un compromiso continuo y renovado en la investigación y estudio de la estimulación de lluvias en México. A pesar de las carencias y desafíos actuales, la declaración del Dr. Rosengaus sugiere la posibilidad de aprovechar el conocimiento adquirido hasta ahora para orientar de manera más efectiva los futuros esfuerzos en este campo. La comprensión y gestión adecuada de la estimulación de lluvias pueden desempeñar un papel vital en el abordaje de los desafíos relacionados con la disponibilidad de agua en el país en los años venideros.
Bibliografía
NCAR. (1999). Report on Third Year Activities of PARC, Research Applications Program.
Rosengaus, M., & Bruintjes, R. (2002). Estimulación de lluvia por sembrado higroscópico. Ingeniería Hidráulica En México, 17(1), 13–29. http://hdl.handle.net/123456789/730
Sharon, D. (1978). Rainfall Fields in Israel and Jordan and the Effect of Cloud Seeding on Them. Journal of Applied Meteorology, 17(1), 40–48. https://www.jstor.org/stable/26178239